(La ciudad es un fantasma maquillado con pintura)
En los programas de pintura de fachada hay un interés por ocultar todo aquello que no corresponde con la idea de ciudad desarrollada. La ciudad, entendida como un ente en el que se producen y consumen mercancías y subjetividades, se convierte en el lugar ideal para recrear una suerte de singularidad aplicable a los estándares globales en la que se espera producir una identidad reconocible y única. Quienes buscan dicho reconocimiento apelan a la supremacía de la vista. Una ciudad se ve. Y una ciudad en México, se ve a color. En ese sentido, Color abismo es un proyecto artístico que indaga en las relaciones sociales y económicas de la pintura de fachada de suburbios periféricos en la Ciudad de México desde aquello que he llamado pantonecracia, una forma de hacer política a través de los usos del color en el territorio. Asimismo, estudia y cuestiona dichos mecanismos a través de piezas artísticas y literarias que replantean la noción de lo pictórico, entendiendo a la pintura como un dispositivo político y económico, y no sólo como un medio de representación.